El cáncer de mama en hombres, que también lo tienen, suele diagnosticarse demasiado tarde, cuando la enfermedad ya está en fases avanzadas. Un gran estudio italiano ha analizado los casos de 146 varones con esta enfermedad tratados en 12 hospitales diferentes entre los años 1990 y 2007 y ha llegado a la conclusión de que a menudo se produce un retraso injustificado en el diagnóstico.
Porque, como admite la autora principal de este trabajo, Marina Garassino, de la Universidad de Milán (Italia), “cuando un hombre nota que tiene un bulto en el pecho, no piensa que pueda tener cáncer de mama. Y a menudo su propio médico tampoco”. Sus resultados se acaban de dar a conocer en la conferencia de cáncer de Lugano (Suiza) que celebra anualmente la Sociedad Europea de Oncología Médica.
Como explica Garassino de elmundo.es, ésta es probablemente una de las mayores series retrospectivas sobre cáncer de mama en hombres. Desde Lugano, esta especialista reconoce que sus resultados son muy similares a los de otros trabajos previos sobre este mismo tema: “Hemos visto que el pronóstico de los varones es algo mejor que el de las mujeres con cáncer de mama, aunque el problema es que en ellos la presentación de la enfermedad se produce más tarde debido al retraso en el diagnóstico”, explica.
En su análisis, los investigadores observaron que el 50% de los pacientes eran diagnosticados cuando el cáncer ya había alcanzado los ganglios linfáticos, un hecho que aumenta el riesgo de que la enfermedad se propague a otras partes del organismo y empeora su pronóstico.
Además, cuando analizaron las características del tumor, observaron que el 73% de ellos eran hormono-dependientes, es decir, respondían tanto a la acción de los estrógenos como de la progesterona para su crecimiento (“una proporción más elevada que en el caso de las mujeres”); y hasta un 49% de ellos expresaba en la superficie de sus células la proteína Her2, que se asocia con un mal pronóstico.
A pesar de esta diferencia, el artículo subraya que ellos respondieron muy bien al tratamiento hormonal, “en algunos casos con mejor pronóstico que las mujeres”. Los pacientes tenían una media de 62 años (el más joven, sólo 38) y en la mayoría de los casos (133 de ellos) el primer tratamiento fue la extirpación quirúrgica de la glándula mamaria, es decir, una mastectomía. Después de eso, el 70% de ellos recibió además quimioterapia y hormonoterapia.
Garassino admite que sus descubrimientos pueden tener alguna implicación práctica a la hora de intentar detectar precozmente esta enfermedad. “El cáncer de mama en hombres es una enfermedad rara”, matiza, de hecho, sólo el 1% de los cánceres de mama les afecta a ellos. “Pero sí recomendaría a aquellos que tengan varios antecedentes familiares de la enfermedad, que acudan al médico ante cualquier sospecha”.
“La gente debe saber que la mayoría de los pacientes en nuestro ensayo sufrieron un retraso en el diagnóstico debido a que se malinterpretó el bulto que tenían en el pecho”, añade, “por lo que es importante que cualquier nódulo sea considerado sospechoso”. Además, como ella misma añade, entender mejor la biología de estos tumores masculinos permitirá que ellos también se beneficien de los últimos avances en fármacos personalizados.
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