Patricia Saucedo López, ginecoobstetra con adiestramiento en colposcopia y catedrática en la facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, explica que el avance médico ha permitido identificar hasta 100 tipos del virus de papiloma humano, dividiéndolos en dos grupos: los de afectación benigna (de bajo riesgo y con verrugas) y los malignos, que pueden ser causantes del cáncer cervicouterino.
Aunque el principal medio de contagio es a través de la actividad sexual con múltiples parejas, la ginecoobstetra advierte que la transmisión puede darse mediante el contacto de objetos contaminados o durante el embarazo de una madre contagiada, provocando que el nacido tenga la infección del virus, principalmente, en las vías respiratorias.
Las estadísticas médicas exponen que la mayor incidencia o riesgo de contagio es durante la edad reproductiva, tanto en hombres como en mujeres, entre los 18 y 35 años de edad, cuando el proceso sexual es más constante.
La especialista señala que una vez iniciada la vida sexual, la mujer debe acudir periódicamente con el ginecólogo para realizarse el examen del papanicolau, una prueba sencilla y rápida con la que el médico recolecta células del cérvix, y así determinar sí existen anomalías o puntos de riesgo o alteración.
El hombre –en caso de portar el virus–suele ser un transmisor asintomático por el tipo de estructura genital que posee; no obstante, las principales alertas de expresión del virus radican en la aparición de verrugas o lesiones no causadas físicamente.
La catedrática explica que el virus del papiloma humano “puede tardar de tres meses hasta cinco años para mostrar las lesiones, eso depende del sistema inmunológico del individuo, qué tanto trabajan las defensas de su organismo”.
Puntos de alarma
La presencia de verrugas en los genitales (pene, vulva, escroto, monte de venus) es el principal indicio del virus de papiloma humano. Es importante no confundir esta alteración con la verruga “vulgar”, que suele brotar sin ningún riesgo en diferentes partes del cuerpo.
Lejos de la cuestión sexual, la experta recomienda evitar utilizar ropa íntima ajena, pues esto puede generar un contagio de tipo fómite, y aclara que la idea de contagio por utilizar baños públicos es poco factible, así como procurar no utilizar productos de venta libre para duchas y control vaginal, pues contrario a lo que prometen solamente “ayudan a disminuir el sistema inmunológico y adquirir más fácilmente, no el virus, sino cualquier bacteria que haya en la vagina. Si se pierde el equilibrio de sus bacterias, hongos y bacilos naturales que son parte de la flora normal, esas bacterias proliferan”, por lo que recomienda un cuidado íntimo con agua común y corriente.
Actualmente existe la vacuna tetravalente para atacar con los serotipos de papiloma que exponen verrugas de bajo y alto grado, ideal para aplicarse antes de iniciar la vida sexual. Una vez detectado el virus es importante determinar qué tipo de serotipo es y analizar los diferentes tratamientos para no entorpecer el proceso de curación.
En el caso de los condilomas, éstos pueden tratarse con medicamentos como el ácido tricloroacético, la profilina y los inmunoladores, así como el congelamiento, la cauterización o láser. Sin embargo, cuando se tratan de lesiones más grandes, de tres a más centímetros –hasta alcanzar el tamaño de una papaya–, es necesaria la intervención quirúrgica.
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